17.5.16

Llegada a Madrid (2)

ABC - Sábado 6 de mayo de 1916

Los alemanes en España
Ayer mañana llegaron a Madrid, procedentes de Cádiz, los soldados y familias alemanas que vienen a internarse en nuestro territorio.
El primer tren especial llegó a la estación del Mediodía a las ocho y cincuenta.  Venían en él unos 200 alemanes, a quienes esperaban los oficiales de Intendencia encargados de organizar el viaje; el cónsul de Alemania, el personal del Consulado y la Embajada y casi toda la colonia alemana de esta capital.
Los expedicionarios fueron obsequiados con cigarros, dulces y flores por las señoras y niñas, y en el restaurant de la estación, con cerveza y refrescos.
 
El cónsul saludó a sus compatriotas dándoles la bienvenida y asegurándoles que en España han de encontrar por todas partes muestras de respeto y simpatía.
El tren siguió su ruta, poco después de las diez, pues esta primera expedición iba consignada a Alcalá de Henares.
A las nueve y diez y siete minutos llegó otro tren igual, que fue recibido por las numerosas personas congregadas en la estación con las mismas manifestaciones que el precedente; y tras de breve estancia en los andenes, partió la expedición para Zaragoza.
Más tarde, llegaron otros tres, cuyos expedicionarios iban destinados a Aranjuez y Pamplona.
Algunos de los alemanes internados detuviéronse para hacer compras durante el día, y circularon por las calles de Madrid hasta última hora de la tarde.
Entre los que llegaron en los dos primeros trenes figuran el gobernador del Camerón, Evermaier; el secretario, Derkaussen, el coronel jefe de la fuerza militar, Zimmerman, el secretario del Gobierno, Freindinger; el banqueo Bubcek, y varios oficiales, suboficiales y sargentos.
También vinieron algunos religiosos, católicos y protestantes.

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DIARIO DE NAVARRA - Sábado 6 de Mayo de 1916

Los internados - Los alemanes del Camerón
Madrid 5, 23 h.
Esta mañana llegaron a la estación de Atocha los trenes especiales conduciendo a los alemanes internados en la Guinea española, los cuales, a pesar de la lluvia y del frío, fueron recibidos por toda la colonia germana.
El primer tren partió para Alcalá de Henares, a donde se le destina.
Las damas alemanas obsequiaron a sus compatriotas con flores.
Muchos alemanes, aprovechando la parada del tren en esta estación, entraron en Madrid para hacer compras.
Informes de Alcalá de Henares dicen que los alemanes han sido esperados por las autoridades civiles y militares y por un gentío incalculable.  El recibimiento que se les ha dispensado ha sido muy cariñoso. A los alemanes acompañaron muchos periodistas madrileños.
Antes de llegar a Madrid paró anoche el tren en Bailén para servir a los alemanes la comida.
Dicen de Guadalajara que ha acudido muchísima gente a aquella estación para presenciar el paso del tren especial de los alemanes.  Estos dieron varios vivas a España y fueron saludados respetuosamente.
Las autoridades obsequiaron al Jefe de la expedición el cual expresó su gratitud por los obsequios que recibía.
Algunos alemanes ha referido detalles muy curiosos e interesantes de la campaña del Camerón, la cual emprezó en Agosto de 1914.  Entonces los contingentes germanos se componían de 200 jefes, oficiales y clases y 3.000 soldados africanos.  Al estallar la guerra se unieron a los anteriores setecientos súbditos alemanes que eran agricultores, industriales y misioneros.  Además se incorporaron otros tres mil negros. Todos estos llegaron a combatir contra 33.000 enemigos.
Con el fin de que no escasearan armas y municiones, todos los alemanes hicieron entrega de sus objetos de metal para fabricar unas y otras. Cuando se les agotó la pólvora echaron mano de la nitroglicerina pero los cañones de los fusiles eran destruidos por las explosiones, que eran formidables. Cuando la defensa no pudo continuarse por más tiempo se internaron en la Guinea española, logrando salvar ametralladoras, un cañón pequeño y armas que han quedado en Fernando Poo.
También refieren cómo se ingeniaron para fabricar teléfonos y cómo se proveían de fluído eléctrico por medio de monedas y discos de zinc.
Después fueron trasladados a Fernando Poo a bordo de vapores españoles.
Eran 1.000 alemanes y 18.000 indígenas con sus familias que no quisieron abandonarlos.

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LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA - Sábado, 6 de Mayo de 1916
 Los alemanes del Camerón - Llegada a Madrid
Ayer por la mañana llegaron a Madrid los alemanes de la colonia de Camarones que se internaron en la Guinea española al ser rechazados por tropas franco-inglesas de aquel territorio. Desembarcaron en Cádiz anteayer de madrugada, y en dos trenes han llegado ayer por la estación del Mediodía.
Llegó el primer tren a las nueve de la mañana. Esperaban a los soldados y oficiales casi toda la colonia alemana residente en Madrid, los embajadores de su país, el cónsul, el personal de la Embajada y el agregado militar.
Con los expedicionarios venía el teniente coronel español de Estado Mayor Sr. Espinosa de los Monteros que está encargado por nuestro Gobierno de dar facilidades a los alemanes hasta que queden definitivamente instalados en los sitios designados al efecto.
Una multitud de señoritas alemanas esperaba a sus compatriotas con grandes cestas de flores, que distribuyeron entre las clases y oficiales, entregando un ramo a cada uno. No se oyó un grito, ni un aplauso, ni ninguna manifestación ruidosa.
En la estación estaba también el coronel de Estado Mayor Sr. Incenga, también comisionado por el ministro de la Guerra para organizar la expedición alemana, y algunos jefes de Administración Militar, Ingenieros y de Caballería.
Los alemanes vestían un uniforme kaki, con amplísimos sombreros de fieltro, recogidos por un ala con una escarapela y bordeados de una cinta roja. Los oficiales llevaban gorra. La mayoría llevaban bandas en las piernas, y otros polainas de variadas formas. Algunos se habían puesto gabanes de paisano y sombreros hongos.
Los alemanes residentes en Madrid sirvieron a sus compatriotas cerveza en gran abundancia. Durante todo el tiempo que permanecieron en la estación, bien a la llegada de los trenes, bien a la salida de otros que los condujeron, por grupos, a diversos sitios, no dejaron de beber.
En el departamento de equipajes se les sirvió un rancho por soldados de Administración Militar española.  Comieron un estofado de carne, que les gustó mucho, con vino y naranjas para postre. Después, las señoritas de la colonia alemana les ofrecieron bombones, bocadillos, chocolate y otras fruslerías. Los alemanes de Camarones se muestran agradecidos a España. Han sostenido una campaña de diez y ocho meses, y han tenido 125 bajas de europeos.
En la Guinea española han quedado 5.000 soldados africanos con 125 oficiales alemanes, entre ellos un comandante, para cuidar del ejército colonial.  A Madrid han llegado también algunos de estos soldados coloniales.
Entre los alemanes procedentes de Camarones figuran varios comerciantes que se incorporaron al ejército cuando se declaró la guerra. Entre los expedicionarios hay algunos heridos.
A las diez de la mañana salió un tren para Alcalá de Henares. A la una, otro con dirección a Zaragoza. Y a la una y media, otro con dirección a Pamplona.  En éste marchó el Sr. Espinosa de los Monteros.
Los alemanes dicen que resistieron cuanto les fue posible, fabricando por sí las municiones y viviendo sobre el país; pero que la reciente llegada de las tropas francesas, con una magnífica oficialidad, les obligó a refugiarse en la Guinea española.

Lo que dicen los expedicionarios.
Los alemanes llegados ayer a Madrid manifiestan que la campaña empezó en el Camerún, en agosto de 1914, y había entonces en la colonia 200 jefes, oficiales y clases del ejército alemán, y 3.000 soldados africanos. La guerra hizo que tomaran las armas hasta 700 alemanes más, que se dedicaban en la colonia a la agricultura, industria y comercio, y hasta algunos misioneros. El ejército colonial se aumentó con 3.000 negros más.
Los servicios de carga y conducción de mercancías se hacían con indígenas del país. Las tropas alemanas llegaron a luchar últimamente con 35.000 aliados.  Se fundieron toda clase de objetos de metal para fabricar municiones, y la pólvora, cuando se terminó, fue sustituida con nitroglicerina; pero los cañones de los fusiles estallaban con la fuerza brutal de este explosivo.
Entonces se internaron en la Guinea. Cuentan los alemanes que lograron salvar las ametralladoras y un pequeño cañón. Las armas fueron conducidas por los españoles a Fernando Poo, custodiándose en el cuartel de la Guardia colonial.
También refieren los alemanes cómo se las ingeniaron para fabricar teléfonos provisionales con monedas, discos de cinc y ácidos, formando pilas y utilizando alambre de tela metálica deshilada.
Fueron trasladados después los alemanes a Fernando Poo a bordo del «Villaverde», «Cataluña» e «lsla de Panay», de la Transatlántica.  Se internaron en Fernando Poo unos 1.000 alemanes y 18.000 indígenas, incluyendo a las mujeres e hijos de éstos, que las acompañan a todas partes.
En la colonia española han quedado algunos oficiales alemanes.