27.1.17

Casa Lange - Pamplona

Muchos de los alemanes procedentes de Camerún que llegaron a nuestro país en mayo de 1916, abrieron tiendas y negocios. Pamplona no fue una excepción.  Mi propio abuelo abrió una tienda de ultramarinos en Villava, localidad cercana, mientras que otros hicieron lo propio en la capital.



Gracias a la labor de investigación del historiador local David Mariezkurrena, me enteré de que la tienda Casa Lange situada en la calle Estafeta, fue fundada por uno de estos hombres.  Se llamaba Fritz Lange, y seguro que estaría orgulloso de que cien años después siga abierta al público, con su nieta Margarita al frente, luchando por mantener vivo el espíritu que le llevó a abrir este negocio.



En un principio formó sociedad con otro alemán llamado Federico o Fritz Standfuss, (cuyo nombre recordaba mi tía de 95 años perfectamente) aunque posteriormente cada uno tomó un camino comercial diferente.  


Se podría decir que Casa Lange es parte de Pamplona.   Recuerdo ir con mi madre, con cinco o seis años a comprar algún juguete. El mostrador me llegaba a la altura de los ojos, pero si levantaba la cabeza no alcanzaba a ver la cantidad de juguetes que había diseminados por todas partes.  Si miraba al frente la tienda parecía no tener fin.  

Hace unos meses decidí acercarme allí para hacer una primera toma de contacto.  Acudí con mi carpeta llena de recortes de periódico y notas de mis investigaciones sobre mi abuelo. Me recibió Margarita, nieta al igual que yo de uno de aquellos alemanes.  Ella está ahora al frente de la centenaria tienda, que conserva su estructura original. Me sigue fascinando el antiguo mostrador, las maravillosas estanterías que se encuentran justo detrás y las vidrieras medio escondidas en el lateral que da a la calle Javier.
Estuvimos más de hora y media hablando de todo un poco, intercambiando recuerdos transmitidos por nuestras madres, mucho más numerosos en su caso que en el mío.  

Fui una segunda vez junto a David, para conocer a la madre de Margarita, hija del Sr. Lange y recabar la mayor información posible sobre el tema.  Ella recordaba perfectamente anécdotas, nombres y apellidos de otros alemanes y demás curiosidades.  Fue emocionante leer el nombre de mi abuelo en un papelito que ella conservaba.  Parece ser que tanto el Sr. Lange como el Sr. Standfuss eran amigos de él.  


Margarita tuvo la amabilidad de enseñarnos un pequeño tesoro en forma de álbum de fotos, de más de cien años de antigüedad que perteneció a su abuelo, lleno de imágenes de la vida de los alemanes en Camerún: plantaciones, familias autóctonas, factorías, medios de transporte, paisajes tropicales...  ¿Viajaría ese álbum junto al Sr. Lange desde el Camerún alemán hasta las neutrales tierras españolas de Guinea mientras eran perseguidos por los aliados a principios de 1916? Yo me encontraba al borde del shock ante un legado de semejantes características.  Mi madre solo conservó dos fotografías de su padre, y sin embargo, aquí teníamos un álbum plagado de excepcionales imágenes, dignas de un museo... 


Como guinda del pastel a esta interesante visita, quiero publicar con permiso de Margarita, esta fotografía que guardó su abuelo durante toda su vida y que fue hecha en mayo de 1916 (suponemos) a todo el grupo de alemanes que llegó a Pamplona.  No están los casi 250 que llegaron, pero como nota curiosa pueden verse a los dos chicos cameruneses que vinieron, sentados en primera fila y a ocho mujeres que he llegado a contar.  

He buscado a mi abuelo entre tantas cabezas, pero ha sido misión imposible.  En cualquier caso me basta pensar que este compacto grupo de hombres llegó a esta tierra hace cien años, que fueron acogidos con los brazos abiertos y que aunque muchos de ellos parece ser que se volvieron a su país una vez finalizada la primera guerra mundial, otros decidieron quedarse aquí y echar raíces.  Es el caso de Casa Lange, que mantiene como ningún otro lugar en Pamplona, la esencia de los comercios de principios del siglo XX. Tantas veces que había pasado por allí y me había quedado pegada a sus escaparates, sin saber que el fundador de aquella tienda había sido amigo de mi abuelo.

Un motivo más para seguir en estas búsquedas que como es el caso, pueden sorprendernos muy gratamente.

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