21.5.16

Llegada a Pamplona

Hemos ido viendo cómo describía la prensa el viaje de los internados desde que se organizó la salida en Guinea, hasta su llegada a Cádiz y posteriormente a Madrid.  Desde la capital salieron varios trenes con dirección a diferentes puntos donde se alojarían. En un post de hace unos meses (aquí), veíamos lo que decían varios diarios nacionales al respecto.  Nos interesa conocer qué decían los periódicos navarros sobre esta noticia, así que a continuación hacemos dos transcripciones encontradas en la Hemeroteca de Navarra, en los periódicos "El Pensamiento Navarro" y "Diario de Navarra". 



EL PENSAMIENTO NAVARRO - 6/5/1916
242 alemanes en Pamplona
Gran recibimiento.  Hospitalidad pamplonesa.
Al anuncio de que llegaban los alemanes que se internaron en la Guinea española, se despertó la curiosidad de las gentes pamplonesas, y ya desde las seis de la mañana la animación por la Taconera y camino de la Estación era grandísima, constituyendo un verdadero hormiguero humano entre el que se destacaban gran número de mujeres.
En los andenes, que estaban vigilados para evitar la aglomeración de público, penetró éste formando bulliciosos grupos que esperaban impacientes la llegada de los germanos.
El Ilmo. Sr. Obispo bajó a la estación a saludar a los expedicionarios, recibiendo pruebas de inequívoca simpatía del gentío que llenaba los andenes.
La llegada
A las 6,50 de la mañana entró en agujas el tren especial que conducía a los internados alemanes.
Antes de que el convoy detuviera su marcha, estalló una gran ovación que se repitió al descender en dos turnos los expedicionarios.
Abandonaron los departamentos del ferrocarril en dos tandas.
Una, la primera, compuesta de oficiales y de elementos civiles, entre los que se cuenta alguna dama alemana.
El capitán más antiguo, un hombre alto y joven, curtido y marcial, recorrió el convoy dando instrucciones a la tropa que ocupaba los vagones.
Cumplimentó muy cortésmente al señor Obispo, y al distinguido comandante de Estado mayor don Federico Montaner.
Entre grandes aplausos y palabras de simpatía, la primera tanda ocupó unos tranvías previamente dispuestos por el "Irati" y subieron a la Ciudadela.
El dignísimo Teniente Coronel de Estado Mayor señor Espinosa de los Monteros, que acompañaba a los alemanes desde Madrid, tomó la parte más activa en el desembarco de los expedicionarios y debido a su claro talento y a su práctica, contribuyó notablemente al buen orden de estas operaciones de arribo.
La segunda tanda
La segunda tanda, que descendió al andén, estaba compuesta por clases de tropa.  Las mandaba un oficial germano, y salieron a la acera exterior de la estación, formando en columna de a cuatro.
Un rasgo del señor Obispo
Nuestro amantísimo Prelado, al ir a tomar su coche, fijóse en que un soldado alemán caminaba apoyado en dos muletas.
El señor Obispo se informó de que aquel soldado germano estaba herido en las dos piernas, y al tener conocimiento de esa desgracia, nuestro Prelado solicitó del señor Espinosa de los Monteros, le hiciera la gracia de poder conducir al herido a la Ciudadela en su propio coche.
Así se hizo, siendo saludado el señor Obispo con calurosas ovaciones por tan caritativo rasgo, demostrativo del buen corazón de nuestro Prelado.
Hacia la Ciudadela  
Las clases de tropa, marcharon formadas y a pie a los alojamientos que se les tenían dispuestos en la Ciudadela.
Estación de tren de Pamplona (principios XX)

Desde la estación hasta el alojamiento, las calurosas ovaciones se repetían sin cesar al paso de los soldados alemanes.
Se comentaba por el gentío el porte marcial de estos hombres germanos, admirándose las buenas estaturas y bizarro continente de los expedicionarios.
A la entrada en la Ciudadela, el oficial que los comandaba les ordenó en su idioma que hicieran alto.  Luego desfilaron a los dormitorios preparados al efecto.  Acto seguido distribuyéronse los boletos  de alojamiento para los señores oficiales y elemento civil.
El ilustrado Teniente Coronel de Estado Mayor don Leocadio López, advirtióles que iba a llegar a saludarlos el Excmo. Sr. General Gobernador militar don Mariano Salcedo. Los oficiales del kaiser se mostraron complacidísimos en poder cumplimentar a dicho General, que llegó a los pocos momentos, acompañado de sus ayudantes.
El desayuno
En presencia del Gobernador Militar se distribuyó el desayuno a las clases de tropa alemana, que consistió en tazones de café con leche y panecillos, todo servido con abundancia y esmero por el digno cuerpo de Intendencia de esta plaza.
Los alojamientos
Un oficial teutón, que por cierto, lucía el distintivo de los bravos, la Cruz de Hierro, extendió las papeletas de identidad al elemento civil, para que pudieran marchar a sus respectivos alojamientos.  Tanto ellos, como los oficiales, se hospedan en diversos hoteles y fondas de nuestra ciudad,
Por las calles
Durante todo el día, los expedicionarios recorrieron en grupos las calles pamplonesas, despertando una vivísima curiosidad entre nuestros convecinos.
Los establecimientos comerciales tuvieron ayer un gran día con la llegada de nuestros huéspedes germanos, pues todos ellos hicieron gran acopio de prendas de vestir y de aseo.  Hubo sastrería que se encargó de confeccionar más de 30 trajes.
Llamó grandemente la atención la exquisita cortesía de estos hombres que haciendo un alarde de respeto religioso, al que por desgracia, ya no estamos acostumbrados, saludaban con todo cariño y cortesía a los sacerdotes que hallaban a su paso, y lo mismo a los militares españoles, penetrando en los establecimientos públicos y en los espectáculos, como ocurrió anoche en Euskal-Jai, sombrero en mano.
El público pamplonés hizo honor a su carácter de hidalgos y caballerosos.  Pamplona recibió a sus huéspedes como no podía menos de ocurrir, dando toda clase de facilidades a los bravos germanos, para que la vida en nuestra ciudad encontrase todo género de medios para que a su arribo se les presentara el porvenir en nuestra ciudad, colmado de simpatías.
EL PENSAMIENTO NAVARRO saluda con el mayor de los cariños a los internados alemanes, deseándoles que en nuestra ciudad puedan deslizarse los días del destierro en la mayor de las felicidades.



DIARIO DE NAVARRA - 7 de Mayo de 1916
Los alemanes del Camerón - Pamplona hospitalaria
Ayer llegaron a esta ciudad los alemanes del Camerón que por causa de la guerra se vieron obligados a entrar en la Guinea Española, después de resistir cuanto pudieron y los medios de que disponían les consintieron y que al ser internados en la penínculsa han sido destinados a Pamplona.
Era de esperar que el pueblo pamplonés manifestara una vez más la hidalguía de su historia, al recibir ese grupo de extranjeros que por causa de las actuales circunstancias que todos lamentamos, han sido obligados a abandonar sus hogares y han sido traídos a convivir con nosotros; que han venido a ser nuestros huéspedes mientras duren las hostilidades de las naciones que se hallan en guerra.
La buena acogida que se dispensó a los alemanes llegados ayer a nuestra ciudad ha venido a confirmar una vez más la hidalguía y la caballerosidad del hospitalario pueblo de Pamplona, que ha visto en sus huéspedes unas víctimas de la trágica situación actual de Europa.
El buen comportamiento de los pamploneses habrá constituido para los alemanes llegados ayer un gran consuelo, un alivio grande a las contrariedades que desde el principio de la guerra han venido sufriendo; y debe constituir para todos nosotros una gran satisfacción haber podido proporcionar a ese grupo de extranjeros el consuelo que cabe dentro de las circunstancias en que se encuentran, lejos de su Patria, lejos de su hogar.  Siempre nos quedará la tranquilidad del deber cumplido.
La llegada
Sabíamos que esos alemanes, desde ayer nuestros huéspedes, llegaban a las 6,55 de la mañana en un tren especial.  A pesar de lo intempestivo de la hora, numeroso público bajó a la estación a recibirlos, llenando por completo los andenes.
También bajaron a recibir a los germanos el Sr. Obispo de la Diócesis, el Teniente Coronel de Estado Mayor don Leocadio López, el Comandante del mismo cuerpo don Federico Montaner y el Comandante de artillería don César Sierra, que ostentan la representación de la autoridad militar y de la guarnición de la plaza.
A la hora señalada hizo su entrada en agujas el tren especial, viéndose en las ventanillas de los vagones a todos los alemanes que llegaban, agitando los sombreros y los pañuelos como deseando manifestar anticipadamente su gratitud a la benevolencia y hospitalidad que habrían de obtener de los pamploneses.
Una gran ovación estalló del público que se hallaba en la estación, y ese fue el saludo que dirigió a los recién llegados; ovación que fue muy prolongada, y a la que los alemanes contestaron agitando sus sombreros y los pañuelos, saludando y haciendo demostraciones de verdadero agradecimiento; todo sin poder ocultar la emoción que les embargaba.
Hay que hacer constar que el público se abstuvo de dar grito alguno; con lo cual el recibimiento resultó de cierta originalidad y aunque muy afectuoso, de gran seriedad y respeto.  Solo se oyó un grito de ¡Viva España!, que dieron los alemanes.


A la ciudad
Inmediatamente de la llegada del tren, los jefes de los alemanes presentaron sus respetos a los jefes del Ejército que les esperaban y se dispuso la formación para subir a la ciudad, para lo cual el teniente coronel de Estado Mayor don Leocadio López que posee un dominio absoluto del idioma alemán, hizo circular las órdenes oportunas, que los recién llegados las atendieron y cumplieron con gran rapidez.
Por encargo del digno gobernador militar de la plaza, la Compañía de "El Irati" dispuso un servicio extraordinario de tranvías para la llegada del tren especial, en los cuales tomaron asiento los jefes y oficiales de los germanos llegados y el elemento civil; y a pie en correcta formación militar, subió la tropa y clases, al mando de un jefe.
El señor Obispo hizo tomar asiento en su coche a un pobre soldado alemán que, venía herido, el cual subió a Pamplona acompañado de S.I.
En Pamplona
Además del gentiazo que esperaba en la estación a los alemanes del Camerón, en los jardines de la Taconera, en la plazuela de Recoletas y en todo el trayecto desde esos puntos hasta la Ciudadela había también numeroso público, más numeroso que en la estación.
Llegaron antes a la ciudad, como es natural, los que subieron desde la estación en los tranvías.  Cuando estos llegaron a la cuesta del Portal Nuevo nuevamente fueron ovacionados, y como en la estación sin que se oyera un solo grito.  Desmontaron frente a la Ciudadela a la que se dirigieron a pie, seguidos de numeroso público que se formó a cada lado de la calle del General Chinchilla hasta la muralla, dejando apenas una calle para el paso de los alemanes.
Al llegar estos a la Ciudadela fueron recibidos por el jefe de la Comandancia de artillería don Eugenio García Acha, que condujo a los recién llegados a los pabellones que se les tenía destinados, en los que habíaseles preparado el desayuno.
Poco después de la llegada de los alemanes que subieron en tranvías de la estación, llegó a la Ciudadela el grupo de a pie, que también fue ovacionado por el público, y recibido por el señor García Acha.  De este grupo de alemanes a pie se oyó al entrar en la Ciudadela un grito de Viva España.
El desayuno
Una vez que se encontraron nuestros huéspedes en la Ciudadela, se les sirvió el desayuno, que lo tomaron reposadamente; y después de terminado se facilitó al elemento civil y oficialidad una relación de fondas con los precios.
Visita del General
Próximamente a las ocho de la mañana llegó a la Ciudadela el Gobernador militar General Salcedo, acompañado de sus ayudantes el capitán de Infantería don Luis Catalán de Ocón y el de Ingenieros don Matías Marcos.
El general inspeccionó el alojamiento de los alemanes, de cuya instalación, debida a la Intendencia militar, quedó muy satisfecho, dando muy oportunas órdenes, y una vez cumplido su deber como gobernador militar regresó al gobierno.
A las fondas por la ciudad
Después de la visita del general, los alemanes que pidieron fonda se trasladaron a las que habían solicitado acompañados de algunos militares; y los demás se quedaron ya definitivamente instalados en los pabellones de la Ciudadela.
Poco después se vieron por las calles a los recién llegados, que dedicaron la mañana a recorrer los comercios, haciendo gran número de compras, sobre todo de ropas y calzado.
Los internados
Los alemanes internados en territorio español que ayer llegaron a Pamplona son 217 distribuidos en esta forma: 2 capitanes, 10 oficiales, 5 médicos, 1 Consejero del Gobernador del Camerón, 1 señora, 52 del elemento civil y 147 individuos de clases y tropas.  Se apellidan así:
Los capitanes; Adametz y Haustein.
Los oficiales; Reder, Distler, Frank, Bier, Koch, Obermaier, Pfizenmaier, Fick, Eltester y Klinkert.
Los médicos; Mayer, Gran, Zschuke, Eckaut y Stechele.
La señora Beyer, esposa de un individuo civil.
El cabo herido en una pierna: Hayduck.
Entre el elemento civil hay ingenieros, Director de Sanidad, empleados ferroviarios, id de telégrafos, sanitarios, médicos, maquinistas, arquitectos y un oficial de marina mercante.
Bien venidos
Ya tenemos en nuestra ciudad al grupo de alemanes cuya venida hace días nos la anunciaron.  Desde ayer son nuestros huéspedes y con nosotros vivirán hasta que llegada la paz les sea permitido volver a su patria.
El público de Pamplona no necesita recomendaciones.  Nunca las ha necesitado.  Sabe perfectamente que los que ayer vinieron, son extranjeros que entraron en posesiones españolas amparándose en nuestra neutralidad, y cobijándose bajo nuestra bandera.  Un grupo de estos alemanes ha sido internado en Pamplona.
Sean bienvenidos los alemanes del Camerón, y solo deseamos que la estancia entre nosotros les sea grata y que cuando regresen a su patria lleven buen recuerdo de Pamplona.
Lo que cuentan de la campaña
Interrogado un oficial alemán sobre la campaña del Camerón ha dicho lo siguiente:
"La guarnición en el Camerón alemán era bastante reducida, en lo que se refiere a tropas europeas.  La mayor parte de los soldados y de los habitantes eran indígenas.  Estos, tanto soldados como paisanos, todos súbditos alemanes, han quedado en Santa Isabel en la misma situación, respecto a las autoridades españolas, que nosotros lo estamos aquí. Son como es sabido, todos negros, con sus mujeres y sus hijos.  Con ellos quedaron 80 oficiales y suboficiales alemanes, para responder de su conducta y cuidar de todos.
Buscamos refugio en tierra española cuando ya no teníamos más remedio.  Habíamos sufrido todo género de penalidades y privaciones desde poco después del comienzo de la guerra.  Sostuvimos frecuentes ataques con las fuerzas franco-inglesas, que nos cercaban hasta que se nos acabaron los víveres y las municiones.
Entonces recurrimos a un supremo recurso: a alimentarnos con las hierbas del campo y a fabricar nosotros mismos las municiones con los recursos que buenamente podíamos procurarnos.
En Enero de 1915 conseguimos hacer cartuchos para los fusiles de modelos antiguos, fabricando pólvora con productos que extraíamos de las hierbas del campo.  En Julio y Agosto del mismo año logramos hacer proyectiles para el armamento moderno.
Las nuevas municiones se acababan también, y entonces decidimos dar un ataque a las fuerzas aliadas, haciéndolas muchas bajas.  De europeos perdieron 110 hombres, y más de negros.  Nosotros también tuvimos importantes pérdidas.  En el campo quedó el 40 por 100 de los oficiales, y otro tanto de los soldados.
Nuestros esfuerzos fueron, sin embargo, estériles.  Las fuerzas aliadas estrecharon su cerco, y los buques, desde la costa, intentaban cortarnos la retirada.  Comprendimos que íbamos a caer prisioneros, y entonces retrocedimos a territorio español, donde depusimos nuestras armas.
Desde entonces, sólo atenciones hemos recibido."

19.5.16

Llegada a Alcalá de Henares


ABC - Sábado 5 de mayo de 1916
Alcalá de Henares 5, 1 tarde.   Bajo lluvia torrencial entró en esta ciudad, a las once y cuarto de la mañana, el tren especial que conducía desde Madrid la primera expedición de alemanes internados. La forman 122: de ellos, son oficiales siete; médicos, dos, y el resto, clases, sanitarios y soldados. Visten uniforme de kaki, muy deteriorado; algunos, indumento arbitrario y desigual; en la cabeza, sombrero de fieltro ancho, con cabos rojos y escarapela, o la gorra de plato alemana o sombreros flexibles de paisano. Vienen poco abrigados, y como el día está desapacible, muchos tiritan. Acompaña a los expedicionarios desde Madrid el comandante de Estado Mayor D. Abilio Barbero, que posee el alemán. Cuando llegó el tren, los viajeros agitaron sus sombreros y saludaron afectuosamente.


Han recibido a los viajeros el comandante de Estado Mayor D. Ricardo Serrano, secretario del Gobierno militar; el jefe de Administración de este Parque militar, D. José Oliver; el comisario D. José del Río, y el secretario del Ayuntamiento, don Emilio Marticorena.
La población en masa rodeaba la estación para presenciar el desfile de los germanos, que llegaron poco antes de las doce a su alojamiento.
Es éste el que fue colegio y convento de la Compañía de Jesús, magnífico edificio, de recia fábrica, convertido en cuartel hace muchos años.  Es conocido por el cuartel de Mendigorría; ahora, por no haber Infantería en Alcalá, estaba deshabitado.  Remozado convenientemente, se han emplazado en él 280 camas muy confortables, con su mesa de noche cada una y buenas ropas.  En la lana de los colchones se han empleado 6.500 kilos.  Hay habitaciones aparte para los oficiales, lavabos con sus grifos de agua corriente, cuartos de baño, un comedor común muy espacioso, grandes cocinas, habitaciones amplias para repuesto de ropas y almacén de loza y cristalería.
Apenas llegados, se ha condimentado y servido a los alemanes un buen rancho.  Los oficiales han comido en las fondas y tomado café, invitados por los de esta guarnición, en el Casino de Alcalá.
Los recién llegados son fornidos mozos, casi todos rubios, pero curtido el rostro por el sol de África; su aspecto es saludable en la generalidad, si bien algunos traen huellas del paludismo reciente y del cansancio producido por el ajetreo de estos días.  Muéstranse muy agradecidos a las atenciones que les prodigaron desde que se pusieron en contacto con los españoles.  Les ha complacido mucho el hospitalario recibimiento que se les ha hecho en Alcalá.  Todos traían brazados de flores, que decoraban el tren, y que les han sido dedicados por la colonia alemana de Madrid.  Cuentan muchas penalidades a partir de su éxodo de la colonia alemana donde residían.
Mientras llegan o no las dos compañías de Covadonga que se dijo serían destinadas aquí, monta guardia a la puerta del cuartel, que da a la calle de Libreros, un piquete de lanceros, al mando de un brigada.

Alcalá de Henares 5, 5 tarde.  En uno de los trenes ómnibus ordinarios han llegado 14 alemanes rezagados de los que se han de concentrar.  Aguárdanse algunos más

REVISTA BLANCO Y NEGRO - 7 de mayo de 1916


17.5.16

Llegada a Madrid (2)

ABC - Sábado 6 de mayo de 1916

Los alemanes en España
Ayer mañana llegaron a Madrid, procedentes de Cádiz, los soldados y familias alemanas que vienen a internarse en nuestro territorio.
El primer tren especial llegó a la estación del Mediodía a las ocho y cincuenta.  Venían en él unos 200 alemanes, a quienes esperaban los oficiales de Intendencia encargados de organizar el viaje; el cónsul de Alemania, el personal del Consulado y la Embajada y casi toda la colonia alemana de esta capital.
Los expedicionarios fueron obsequiados con cigarros, dulces y flores por las señoras y niñas, y en el restaurant de la estación, con cerveza y refrescos.
 
El cónsul saludó a sus compatriotas dándoles la bienvenida y asegurándoles que en España han de encontrar por todas partes muestras de respeto y simpatía.
El tren siguió su ruta, poco después de las diez, pues esta primera expedición iba consignada a Alcalá de Henares.
A las nueve y diez y siete minutos llegó otro tren igual, que fue recibido por las numerosas personas congregadas en la estación con las mismas manifestaciones que el precedente; y tras de breve estancia en los andenes, partió la expedición para Zaragoza.
Más tarde, llegaron otros tres, cuyos expedicionarios iban destinados a Aranjuez y Pamplona.
Algunos de los alemanes internados detuviéronse para hacer compras durante el día, y circularon por las calles de Madrid hasta última hora de la tarde.
Entre los que llegaron en los dos primeros trenes figuran el gobernador del Camerón, Evermaier; el secretario, Derkaussen, el coronel jefe de la fuerza militar, Zimmerman, el secretario del Gobierno, Freindinger; el banqueo Bubcek, y varios oficiales, suboficiales y sargentos.
También vinieron algunos religiosos, católicos y protestantes.

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DIARIO DE NAVARRA - Sábado 6 de Mayo de 1916

Los internados - Los alemanes del Camerón
Madrid 5, 23 h.
Esta mañana llegaron a la estación de Atocha los trenes especiales conduciendo a los alemanes internados en la Guinea española, los cuales, a pesar de la lluvia y del frío, fueron recibidos por toda la colonia germana.
El primer tren partió para Alcalá de Henares, a donde se le destina.
Las damas alemanas obsequiaron a sus compatriotas con flores.
Muchos alemanes, aprovechando la parada del tren en esta estación, entraron en Madrid para hacer compras.
Informes de Alcalá de Henares dicen que los alemanes han sido esperados por las autoridades civiles y militares y por un gentío incalculable.  El recibimiento que se les ha dispensado ha sido muy cariñoso. A los alemanes acompañaron muchos periodistas madrileños.
Antes de llegar a Madrid paró anoche el tren en Bailén para servir a los alemanes la comida.
Dicen de Guadalajara que ha acudido muchísima gente a aquella estación para presenciar el paso del tren especial de los alemanes.  Estos dieron varios vivas a España y fueron saludados respetuosamente.
Las autoridades obsequiaron al Jefe de la expedición el cual expresó su gratitud por los obsequios que recibía.
Algunos alemanes ha referido detalles muy curiosos e interesantes de la campaña del Camerón, la cual emprezó en Agosto de 1914.  Entonces los contingentes germanos se componían de 200 jefes, oficiales y clases y 3.000 soldados africanos.  Al estallar la guerra se unieron a los anteriores setecientos súbditos alemanes que eran agricultores, industriales y misioneros.  Además se incorporaron otros tres mil negros. Todos estos llegaron a combatir contra 33.000 enemigos.
Con el fin de que no escasearan armas y municiones, todos los alemanes hicieron entrega de sus objetos de metal para fabricar unas y otras. Cuando se les agotó la pólvora echaron mano de la nitroglicerina pero los cañones de los fusiles eran destruidos por las explosiones, que eran formidables. Cuando la defensa no pudo continuarse por más tiempo se internaron en la Guinea española, logrando salvar ametralladoras, un cañón pequeño y armas que han quedado en Fernando Poo.
También refieren cómo se ingeniaron para fabricar teléfonos y cómo se proveían de fluído eléctrico por medio de monedas y discos de zinc.
Después fueron trasladados a Fernando Poo a bordo de vapores españoles.
Eran 1.000 alemanes y 18.000 indígenas con sus familias que no quisieron abandonarlos.

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LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA - Sábado, 6 de Mayo de 1916
 Los alemanes del Camerón - Llegada a Madrid
Ayer por la mañana llegaron a Madrid los alemanes de la colonia de Camarones que se internaron en la Guinea española al ser rechazados por tropas franco-inglesas de aquel territorio. Desembarcaron en Cádiz anteayer de madrugada, y en dos trenes han llegado ayer por la estación del Mediodía.
Llegó el primer tren a las nueve de la mañana. Esperaban a los soldados y oficiales casi toda la colonia alemana residente en Madrid, los embajadores de su país, el cónsul, el personal de la Embajada y el agregado militar.
Con los expedicionarios venía el teniente coronel español de Estado Mayor Sr. Espinosa de los Monteros que está encargado por nuestro Gobierno de dar facilidades a los alemanes hasta que queden definitivamente instalados en los sitios designados al efecto.
Una multitud de señoritas alemanas esperaba a sus compatriotas con grandes cestas de flores, que distribuyeron entre las clases y oficiales, entregando un ramo a cada uno. No se oyó un grito, ni un aplauso, ni ninguna manifestación ruidosa.
En la estación estaba también el coronel de Estado Mayor Sr. Incenga, también comisionado por el ministro de la Guerra para organizar la expedición alemana, y algunos jefes de Administración Militar, Ingenieros y de Caballería.
Los alemanes vestían un uniforme kaki, con amplísimos sombreros de fieltro, recogidos por un ala con una escarapela y bordeados de una cinta roja. Los oficiales llevaban gorra. La mayoría llevaban bandas en las piernas, y otros polainas de variadas formas. Algunos se habían puesto gabanes de paisano y sombreros hongos.
Los alemanes residentes en Madrid sirvieron a sus compatriotas cerveza en gran abundancia. Durante todo el tiempo que permanecieron en la estación, bien a la llegada de los trenes, bien a la salida de otros que los condujeron, por grupos, a diversos sitios, no dejaron de beber.
En el departamento de equipajes se les sirvió un rancho por soldados de Administración Militar española.  Comieron un estofado de carne, que les gustó mucho, con vino y naranjas para postre. Después, las señoritas de la colonia alemana les ofrecieron bombones, bocadillos, chocolate y otras fruslerías. Los alemanes de Camarones se muestran agradecidos a España. Han sostenido una campaña de diez y ocho meses, y han tenido 125 bajas de europeos.
En la Guinea española han quedado 5.000 soldados africanos con 125 oficiales alemanes, entre ellos un comandante, para cuidar del ejército colonial.  A Madrid han llegado también algunos de estos soldados coloniales.
Entre los alemanes procedentes de Camarones figuran varios comerciantes que se incorporaron al ejército cuando se declaró la guerra. Entre los expedicionarios hay algunos heridos.
A las diez de la mañana salió un tren para Alcalá de Henares. A la una, otro con dirección a Zaragoza. Y a la una y media, otro con dirección a Pamplona.  En éste marchó el Sr. Espinosa de los Monteros.
Los alemanes dicen que resistieron cuanto les fue posible, fabricando por sí las municiones y viviendo sobre el país; pero que la reciente llegada de las tropas francesas, con una magnífica oficialidad, les obligó a refugiarse en la Guinea española.

Lo que dicen los expedicionarios.
Los alemanes llegados ayer a Madrid manifiestan que la campaña empezó en el Camerún, en agosto de 1914, y había entonces en la colonia 200 jefes, oficiales y clases del ejército alemán, y 3.000 soldados africanos. La guerra hizo que tomaran las armas hasta 700 alemanes más, que se dedicaban en la colonia a la agricultura, industria y comercio, y hasta algunos misioneros. El ejército colonial se aumentó con 3.000 negros más.
Los servicios de carga y conducción de mercancías se hacían con indígenas del país. Las tropas alemanas llegaron a luchar últimamente con 35.000 aliados.  Se fundieron toda clase de objetos de metal para fabricar municiones, y la pólvora, cuando se terminó, fue sustituida con nitroglicerina; pero los cañones de los fusiles estallaban con la fuerza brutal de este explosivo.
Entonces se internaron en la Guinea. Cuentan los alemanes que lograron salvar las ametralladoras y un pequeño cañón. Las armas fueron conducidas por los españoles a Fernando Poo, custodiándose en el cuartel de la Guardia colonial.
También refieren los alemanes cómo se las ingeniaron para fabricar teléfonos provisionales con monedas, discos de cinc y ácidos, formando pilas y utilizando alambre de tela metálica deshilada.
Fueron trasladados después los alemanes a Fernando Poo a bordo del «Villaverde», «Cataluña» e «lsla de Panay», de la Transatlántica.  Se internaron en Fernando Poo unos 1.000 alemanes y 18.000 indígenas, incluyendo a las mujeres e hijos de éstos, que las acompañan a todas partes.
En la colonia española han quedado algunos oficiales alemanes.

13.5.16

Llegada a Madrid (1)

LA VANGUARDIA - Sábado 6 de mayo de 1916

Los alemanes del Camerón

El anuncio de la llegada a Madrid de la primera expedición de las fuerzas alemanas que se internaron en territorio español, hizo que esta mañana acudiera a la estación del Mediodía gran número de personas de la colonia alemana, aparte de otras muchas españolas.



Entre las personalidades que acudieron a recibir a las fuerzas expedicionarias, figuraba el cónsul de Alemania en Madrid, con el personal del consulado; el secretario de la embajada de dicho país, el director del Banco Alemán-Trasantlántico y altos empleados del mismo, el director del Colegio Alemán y otras caracterizadas personalidades de la colonia alemana.



En representación de las autoridades españolas, asistieron el coronel de Estado Mayor, señor Villegas, con varios jefes y oficiales a sus órdenes, encargados de acompañar a los expedicionarios a sus respectivos puntos de destino, el teniente coronel jefe de transportes, señor Camacho y una comisión de la primera Comandancia de tropas de infantería, de la que formaban parte los capitanes señores Laguna y Lanzarote.  Asimismo concurrió, con carácter particular, el embajador de Austria-Hungría, con algunas personas de su familia.

En el salón grande que da paso al andén, las familias alemanas habían instalado grandes barriles de cerveza y puestos de flores, todo ello adquirido por suscripción entre la colonia alemana.

Los dos trenes especiales que conducían las tropas alemanas, llegaron con dos horas de retraso.  Los expedicionarios, que venían en su mayoría asomados a las ventanillas, saludaban a cuantos les esperaban, agitando sus sombreros y pañuelos. Serios, respetuosos, un tanto emocionados unos y otros expresando su contento, pero sin proferir gritos.

Ya el tren parado, los expedicionarios se lanzaron al andén, cambiando con los que les aguardaban efusivos abrazos y apretones de mano. Todo dentro de la mayor corrección y con una frialdad desconcertante.

El coronel Villegas fue presentado al jefe de la expedición, comandante Haedicke, a quien expresó sentimientos de afectuosa cordialidad.  El jefe alemán agradeció las frases, y contestó en términos respetuosos.

El capitán de Estado mayor don Joaquín Olivares, que desde Cádiz venía acompañando a los expedicionarios, dio cuenta del viaje, que se ha efectuado sin que se registrara el más pequeño desagradable incidente.

En el primer tren llegaron 124 pasajeros en coches de primera clase, 209 en segunda y 60 en tercera.
Con el comandante vinieron cinco o seis oficiales y algunos suboficiales.
A los recién llegados se les concedió permiso para extenderse por la estación y sus alrededores, llenando la fonda y los establecimientos que hay cerca de la estación.

A las diez menos cuarto llegó el segundo tren, conduciendo 800 alemanes, mandados por el teniente coronel señor Zimmerman, jefe de las fuerzas militares del Camerón.  Estos expedicionarios fueron recibidos en la misma forma que lo habían sido sus compañeros.

En el tren expreso llegó el gobernador imperial de la colonia alemana del Camerón, Hebarmayer, los consejeros de la embajada y un agregado militar.  Todos ellos se unieron a las demás personalidades que se hallaban en la estación.


Notas interesantes de la llegada de alemanes fue la serie de obsequios de que fueron objeto por parte de sus compatriotas residentes en Madrid.  Lindas jóvenes rubias, apenas los expedicionarios ponían pie en el andén les obsequiaban con ramos de flores, que los soldados acogían con manifiesto agrado.
Otras señoritas circulaban llevando grandes bandejas con recipientes de cerveza, otras repartían cigarrillos y otras bocadillos.  También las había que provistas de cuadernos iban redactando los telegramas que los recién llegados deseaban dirigir a sus familias.



El aspecto de las fuerzas alemanas era pintoresco; la mayoría conservaba su uniforme militar, confeccionado con ropa ligera, apropiada al clima del Camerón; varios, sin embargo, vestían de paisano, destacándose entre éstos cinco o seis negros que forman parte de la fuerza.

SALACOT hacia 1900

Los jefes usan "salacot", parecido al que llevan nuestras fuerzas de África; los oficiales la gorra de reglamento del ejército alemán y los soldados amplios chambergos con alas recogidas.

Sabido es que además de los jefes alemanes ya citados forman parte de la expedición el secretario del gobernador imperial herr Clzaussen, el medico Fischer, el secretario del gobierno, el banquero Bubeck, oficiales, suboficiales, sargentos, comerciantes y el capitán Martenus, héroe del Camerón, que está condecorado con la cruz de Hierro.  Los recién llegados parecen, por sus semblantes, sanos y fuertes; las mil privaciones que han pasado no han hecho mella en las recias naturalezas que han resistido las inclemencias de una campaña siempre desventajosa.  Solo dos jóvenes vimos con aspecto enfermizo, uno especialmente, que iba sostenido por dos compañeros, y en cuyo rostro se revelan los estragos de la tuberculosis.  Antiguos heridos y lesionados, sí, vienen muchos.  En las caras y en las manos ostentan con orgullo sus cicatrices o se apoyan para andar en muletas por haber perdido alguna pierna.  Todos ellos mostrábanse hoy satisfechos y comunicativos.  Desde luego llamó la atención un joven oficial que en la frente ostentaba tal hendidura que parece mentira que haya podido seguir viviendo.  Los alemanes, dijo, tenemos la cabeza muy dura; no fue nada, y además ya se ha curado.  Simpático y amable, el oficial, que ostenta el grado de capitán, se dispuso a comunicar sus impresiones.  No tendremos nunca palabras suficientes, comenzó, para agradecer a España todas las atenciones que ha tenido con nosotros desde que nos acogimos a su territorio.  
- ¿Puede usted decir algo de los últimos combates en aquellas colonias africanas?
- Con mucho gusto.  La guarnición en el Camerón alemán era bastante reducida en lo que se refiere a tropas europeas.  La mayor parte de los soldados y de los habitantes eran indígenas.  Estos, tanto los soldados como los paisanos, todos los súbditos alemanes quedaron en Santa Isabel, en la misma situación respecto a las autoridades españolas, que nosotros lo estamos aquí.  Son, como es sabido, todos negros, con sus mujeres y sus hijos.  Con ellos quedaron 80 oficiales y suboficiales alemanes para responder de su conducta y cuidar de ellos.
Todos buscamos refugio en tierra española cuando ya no teníamos más remedio.  Habíamos sufrido todo género de penalidades y privaciones.  Desde poco después del comienzo de la guerra, sostuvimos frecuentes ataques con las fuerzas franco-inglesas que nos cercaban, hasta que se nos acabaron los víveres y municiones.  Entonces recurrimos a un supremo recurso, a alimentarnos con hierbas del campo y fabricar nosotros mismos las municiones con los recursos que buenamente podíamos procurarnos.
En enero de 1915 conseguimos ya hacer cartuchos para los fusiles de modelos antiguos, fabricando pólvora con productos que extraíamos de hierbas del campo.
En julio y agosto del mismo año logramos hacer proyectiles para el armamento moderno.  Las nuevas municiones se acababan también, y entonces decidimos dar un ataque a las fuerzas aliadas, haciéndoles muchas bajas.  De europeos perdieron 110 hombres y más de negros.
- ¿Y ustedes?
- Nosotros también tuvimos importantes pérdidas.  En el campo quedó el 40 por 100 de los oficiales y otro tanto de soldados.  Nuestros esfuerzos fueron, sin embargo, estériles.  Las fuerzas aliadas estrecharon su cerco y los buques desde la costa intentaban cortarnos la retirada.  Comprendimos que íbamos a caer prisioneros, y entonces retrocedimos al territorio español, donde depusimos nuestras armas.  Desde entonces solo atenciones hemos recibido.
Se le preguntó por la causa de su herida, y contó que le fue producida por la explosión de una granada.  Él se hallaba detrás de un árbol, y éste arrancado de cuajo por la explosión, causó la brecha en la frente al capitán, que cayó sin sentido.

Con otros oficiales hablamos que nos confirmaron los medios ya relatados por la prensa, de que se valían en el Camerón para mantener las comunicaciones entre unos y otros.  Improvisaban redes telefónicas con hilos sacados de telas metálicas; los árboles les servían de postes y utilizaban como aisladores trozos de botellas y para pilas monedas de diversos metales.

Al venir a España, tanto en Santa Isabel como en aguas de Canarias fueron atendidos y provistos de las cosas más necesarias. Un soldado cojo que chapurreaba el castellano refirió en análoga forma los hechos.

Minutos después de las diez, se dispuso la salida de la expedición destinada a Alcalá de Henares.  Los soldados a ella asignados, mandados por un oficial, ocuparon sus puestos.  Con ellos subió al tren el comandante de Estado Mayor, don Abilio Barbero, encargado de dejarles en sus respectivos alojamientos.  El total de los destinados a Alcalá es de 152.  En el andén fueron despedidos por las mismas personas que les recibieron.  Los expedicionarios de Zaragoza y Pamplona, tardaron más en emprender el viaje.

En vista de ello la Intendencia militar dio a los soldados un rancho abundante.  Algunos que habían ido al centro de la población comieron en diferentes establecimientos.  A las doce y media se pusieron en marcha los dos convoyes: en el de Zaragoza marcharon 344 hombres y en el de Pamplona 247.  Los primeros fueron acompañados del comandante señor Cari y los segundos del teniente coronel señor Espinosa de los Monteros.  Se les hizo análoga despedida.

Como es sabido, en Madrid han quedado de 50 a 60 expedicionarios entre los que figuran los más distinguidos.  Los restantes se distribuirán entre Aranjuez, Teruel, Valladolid, Orduña y otros puntos.

5.5.16

La llegada a Cádiz y Sevilla

ABC - 5/5/1916 
Los alemanes internados
Han pisado ya el suelo español los centenares de alemanes a quienes el infortunio ha impedido seguir viviendo en la tierra africana que pertenecía al pabellón germano, y que se acogen confiados a nuestra bandera.  No son combatientes, sino refugiados; depusieron sus armas, y España, con un deber de neutral, que a la vez es deber sagrado de civilización y de humanidad, les garantiza el asilo a cambio de condicionarles la libertad, según los principios jurídicos internacionales.  No son, por tanto, extranjeros de la misma libre condición que gozan los que residen desde antes de la guerra en España o los que después llegaron aquí sin proceder de la lucha.  Y precisamente por esa circunstancia, que no les iguala al prisionero, pero les separa del súbdito libre, merecen una singular acogida de respeto y de consideración, exactamente lo mismo que la merecerían los franceses, ingleses, belgas, etc., a quienes la adversidad les trajera al mismo caso.  Debemos pensar lo que estimaríamos esa acogida si la fatalidad hubiera colocado en tan amargo trance a un puñado de españoles.
Tenemos pues, por cierto que en todas las comarcas en que esos alemanes han de permanecer les rodeará sin distinción alguna la más cumplida benevolencia por parte de todos los españoles; que llamarse español es llamarse, ante todo, noble, generoso, hidalgo.
Cádiz 4, 1 madrugada.  Los alemanes del Camerón llegarán a Madrid el viernes por la mañana en trenes especiales.  A bordo del barco en que venían dio a luz una alemana.
Al desembarcar, los alemanes expresaron su gratitud a los capitanes y tripulaciones del Isla de Panay y Cataluña por el admirable trato que recibieron a bordo.
Durante la travesía falleció un expedicionario.
El gobernador alemán del Camerón entregó al capitán del Panay 5.000 marcos para repartirlos entre las tripulaciones, y otra cantidad para las viudas y huérfanos de la Trasantlántica.
Los alemanes desembarcados han invadido las tiendas del muelle, comprando víveres, cerveza y naranjas.
Cádiz 4, 1 tarde.  En el trasantlántico Isla de Panay han venido con los expedicionarios el gobernador imperial, herr Evermaier; el secretario, herr Clzkaussen; el jefe de la fuerza militar del Camerón, herr Zimmerman; el médico Fischer, el secretario del Gobierno, el banquero Bubeck, oficiales, suboficiales, sargentos, comerciantes, el capitán Martenus, héroe del Camerón, que está condecorado con la cruz de Hierro.
En Las Palmas fueron obsequiados por sus compatriotas con cerveza y tabacos.
Refieren detalles muy curiosos de las penalidades que han pasado en el Camerón desde el principio de la guerra.
Sevilla 4, 6 tarde.  A las cuatro y veinte ha llegado esta tarde un tren especial con 400 alemanes procedentes del Camerón.  A la estación habían acudido el cónsul, Otto Enghelardt, y la numerosísima colonia alemana en Sevilla.
También había penetrado mucho público en los andenes, que ofrecían animadísimo aspecto.
Algunos miembros de la colonia ostentaban en la solapa pequeños lazos con los colores nacionales de Alemania y España.
La Intendencia militar había preparado una merienda para los internados, y una seccióndel Cuerpo los aguardaba para distribuirlas.
También estaba allí el general Serrano.
La colonia tenía dispuesto un lunch para sus compatriotas.
Cuando llegó el tren se arrojaron flores a los viajeros y se les hizo objeto de calurosas aclamaciones.
Fueron obsequiadísimos durante la hora y media que se detuvo el tren en esta estación.
Cuando a las cinco y veinte arrancó el convoy, los alemanes entonaron el himno nacional, y, como a la llegada, los de la colonia arrojaron flores a los viajeros.
A las siete llegará el segundo tren, con 420 internados.
Zaragoza 4, 2 tarde.  Se han ultimado los detalles para el alojamiento de 347 expedicionarios alemanes, procedentes del Camerón, que llegarán el sábado, entre ellos el gobernador general, dos consejeros y 28 oficiales. Los internados alemanes dependerán de la autoridad militar y quedarán sometidos a régimen análogo al de las fuerzas de la guarnición, y el rancho para la tropa se les dará conforme al régimen de alimentación militar alemana.  Ha salido para Madrid el comandante de Caballería D. José Caro, que acompañará a Zaragoza a la expedición.

LA VANGUARDIA 5/5/1916
Sevilla 4, 12 noche.
A las cuatro y media de la tarde, llegó procedente de Cádiz, un tren especial conduciendo 393 alemanes. En el tren venían con los soldados germanos algunos religiosos, monjas y niños.  Les esperaban en la estación los cónsules de Alemania y Austria, y un representante del capitán general de la región.  Al llegar el tren, los alemanes, descubiertos, dieron vítores.  Se les obsequió con boks de cerveza, meriendas, dulces y cigarros.  Permanecieron en la estación una hora, departiendo con sus compatriotas.  Algunos soldados venían heridos; otros ostentaban en el pecho las insignias de la Cruz de Hierro.  Se les hizo una cariñosa despedida.
A las siete y media llegó otro tren con 390.  Tuvieron igual recibimiento, dispensándoseles idénticos agasajos.  Acompaña a los expedicionarios el teniente coronel señor Montero de Espinosa.

3.5.16

Navegando hacia la península hace 100 años (3/5/1916)

Los siguientes recortes de prensa, han sido localizados en Hemeroteca Digital (los correspondientes a La Acción, El Imparcial y el Heraldo Militar), en la Hemeroteca de ABC y en la Hemeroteca de La Vanguardia , y  nos hablan de la salida de los barcos desde Guinea rumbo a Canarias y su llegada a Cádiz.  

LA ACCIÓN - 2/5/1916 Canarias
Las Palmas, 23.  Hoy han salido de este puerto, con rumbo a Cádiz, los vapores Isla de Panay y Cataluña, que habían llegado de Fernando Póo con 800 alemanes del Camerón a bordo.
Las autoridades militares y de Marina hicieron aquí la distribución de la forma en que se hará el desembarco en la Península, de acuerdo con las instrucciones recibidas del Gobierno.

Este ha denegado la petición de muchas familias de internados de permanecer aquí. En el viaje murió un alemán de fiebres. Mucha gente acudió al muelle, a pesar de haberse prohibido la visita de los buques. Los súbditos germanos se muestran muy reconocidos por las atenciones recibidas de los españoles durante el viaje.

LA ACCION - Diario de la noche 3/5/1916
 Consecuencias de la guerra - Alemanes a España .
Mañana llegarán a Cádiz más de 800 alemanes procedentes de la Guinea española que, huyendo de las fuerzas inglesas, pasaron la raya del Camerún, internándose en nuestro territorio africano.
La situación de estos alemanes en España no será la de prisioneros; pero tampoco la misma de los súbditos extranjeros que voluntariamente viven en nuestro país.
Vienen en calidad de internados y dependerán de la autoridad española.
Con éstos y los que vinieron hace poco de Portugal, la colonia germana en España recibe un considerable aumento. Según datos fidedignos, pasa de 5.000 el número de alemanes que residen actualmente en nuestra nación. De ellos, 1.500 han venido de Portugal, y 900 que proceden del Camerón.
Estos últimos tienen ya fijada su residencia del modo que sigue: el gobernador general de la colonia y el coronel que mandaba las tropas se instalarán en Madrid; un grupo de católicos irá a un convento de Orduña, y los demás están destinados a Pamplona, Zaragoza, Aranjuez y Alcalá de Henares.
Por último, toda la considerable porción de súbditos germanos que, en la imposibilidad de marchar a su país, se desparrama por las tierras españolas, está fortalecida por una mutua ayuda de sus miembros entre sí.
Un Comité de socorros funciona en Madrid, que atiende solícita y diligentemente a los compatriotas necesitados.


Camino de Cádiz 
 Cádiz. 3 (8 m.). Por radiograma se ha sabido que navegan con rumbo a Cádiz y sin novedad los transatlánticos Isla de Panay y Cataluña, escoltados por el crucero Extremadura, que traen a España 870 alemanes de los internados en el Camerón.
Las autoridades han adoptado las precauciones oportunas para impedir que a su llegada elementos exaltados o imprudentes hagan manifestaciones en cualquier sentido.
Los dos buques llegarán el día 4, a las cinco de la madrugada, y atracarán en el muelle Reina Victoria; desembarcarán los alemanes y en seguida marcharán a la estación del ferrocarril, de donde dos trenes saldrán a las ocho y treinta y siete y a las nueve y diez para Madrid, Teruel y Pamplona.

Muelle Reina Victoria, Cádiz (1916)


Cádiz 3 (11,30 noche) Con objeto de recibir a sus compatriotas de Camarones han llegado, procedentes de Madrid, el agregado militar alemán Sr. Kalle y el consejero, de la Embajada, conde de Bassevrit.
Aquí se encuentran con el mismo fin otras significadas personalidades de la colonia alemana. Las autoridades, ante el temor de que puedan ocurrir incidentes desagradables a la llegada de los alemanes, han adoptado precauciones.
Los buques llegados de Fernando Poo que conducen a los refugiados cambiaron saludos con las autoridades marítimas y fondearon frente al canal.
Atracarán al muelle a las cuatro de la madrugada. En el Isla de Panay viene el gobernador alemán de Camarones. Los expedicionarios vienen contentísimos, lanzando hurras.
Los que vienen en el Cataluña han regalado 1.000 duros a los tripulantes, han dado 500 pesetas para socorros, y 250 al cocinero. Los buques están custodiados por un piquete de infantería de Marina. 


HERALDO MILITAR  4/5/1916
 El desembarco en Cádiz -Noticias de Fernando Poo - Referencia de los expedicionarios - Episodios de la guerra.
Cádiz, 4.—La Comisión alemana que ha venido a recibir a los expedicionarios celebró, a poco de llegar a esta capital, una extensa conferencia con los jefes de la expedición.
Desde Santa Isabel ha acompañado a los buques el crucero Extremadura. Quedaron allí, para internarse 15.000 indígenas súbditos alemanes procedentes de Camarones.
Los expedicionarios fueron despedidos en el muelle por numerosas personas.
En el trasantlántico Isla de Panay vienen el gobernador imperial, Evermaier; el secretario Olzkaussen; el jefe de las fuerzas militares de Camarones, Zimmerman; el médico Pischer; el secretario del Gobierno, Freindinger; el banquero Bubeck, cuatro religiosos católicos y seis protestantes, el capitán Martenus, héroe condecorado con la cruz de Hierro; oficiales, suboficiales y numerosos comerciantes.
La travesía de Dakar a Canarias fue muy molesta.
Las autoridades francesas del Senegal atendieron solícitamente a los expedicionarios.
En Las Palmas no desembarcaron.  Subieron a bordo de los buques muchos compatriotas, que los obsequiaron con cerveza y tabaco.
Refieren las luchas penalidades que sufrieron durante la guerra. Combatieron sin cesar día y noche hasta que les faltaron los víveres y las municiones y tuvieron que refugiarse en territorio español, dejando en los puestos militares todas las armas.
Cuentan detalles muy curiosos de los medios que tenían que poner en práctica para la defensa.  Entre otras cosas, improvisaban redes telefónicas con hilos sacados de telas metálicas. Los árboles servían de postes. Utilizaban como aisladores trozos de botellas y para pilas monedas de diversos metales.
El desembarco de los expedicionarios.
Cádiz, 4.- A las cinco de la mañana atracaron al muelle Reina Victoria los trasatlánticos Isla de Panay y Cataluña.
Era tal el gentío que acudió a las inmediaciones del muelle, que había bastantes parejas de la Guardia civil para imponer orden.
Previo el permiso consiguiente, fueron a bordo los alemanes y austríacos que residen en Cádiz para ofrecer sus respetos al gobernador imperial y demás personalidades alemanas.
Al desembarcar los expedicionarios invadieron los restaurants y las cervecerías, agotando en pocos momentos las existencias de carnes, quesos y cerveza. Muchos expedicionarios se internaron en la población.
Los vendedores ambulantes de naranjas y tortas, así como los betuneros y los mozos de cuerda, han hecho verdaderos negocios, pues los expedicionarios lo pagaban todo espléndidamente.
Diez de los expedicionarios han ingresado en el Hospital militar, enfermos de paludismo.  Los restantes marcharán en trenes especiales. 

Isla de Panay

 A Madrid y otras poblaciones - Dos trenes especiales
Cádiz, 5.- Ha salido un tren especial conduciendo alemanes que van a Aranjuez, Madrid, Alcalá de Henares, Valladolid y Zaragoza.
Van 124 pasajeros en coches de primera clase, 200 en segunda y 60 en tercera.
Dentro de unos veinte minutos saldrá otro convoy con 390 expedicionarios, que van a Zaragoza, Pamplona y Orduña.
La benemérita custodia los alrededores de la estación para impedir que sea invadida por el público.
En la colonia española
Cádiz, 5.- En la colonia española, con motivo de la evacuación de los alemanes, han encarecido los artículos en un 65 por 100.
Los alemanes europeos se alojaron en fondas, tiendas de campaña y edificios públicos.
Al salir de Fernando Poo, rindió honores al gobernador imperial una compañía de la guardia colonial con bandera y música. Despidieron a los expedicionarios las autoridades de la colonia.
Durante la travesía ha fallecido un alemán.

 EL IMPARCIAL - 5/5/1916
El gobernador imperial
Cádiz, 4. - En el expreso marcharon el gobernador imperial de Camarones y los empleados de la Embajada alemana que vinieron a recibir a los expedicionarios.
Todos los internados se han comprometido por escrito y bajo palabra de honor, a no salir de los lugares que les designe el Gobierno de España.


Vapor Cataluña

Por su parte el Diario ABC contaba así estas noticias.
ABC - 3/5/1916
Alemanes a España
Cádiz 2, 6 tarde. Un radiograma recibido esta tarde dice que navegan sin novedad hacia este puerto el Isla de Panay y el Cataluña, escoltados por el Extremadura.
En el primero y segundo de aquellos barcos vienen 820 alemanes del Camerón, que van destinados a Teruel.
Las autoridades han adoptado todo género de precauciones para impedir manifestaciones a la llegada de los buques.
Los alemanes desembarcarán de madrugada, y sin detenerse marcharán a la estación del ferrocarril, donde tendrán dos trenes especiales preparados.
Sevilla 2, 10 noche.  El próximo jueves llegarán en tren especial 820 alemanes, que van destinados a Teruel y otros puntos de Aragón.
Se detendrán varias horas en Sevilla, por lo que el gobernador ha dado las oportunas órdenes para que puedan ser bien atendidos durante su breve estancia en esta población.
ABC - 4/5/1916
 Los alemanes internados
Cádiz 3, 10 noche.  A las nueve y media ha entrado en este puerto el crucero Extremadura, procedente de Fernando Poo, y a continuación el Isla de Panay y el Cataluña, donde han hecho el viaje los alemanes del Camerón.
Anclados los barcos, fueron a bordo los médicos de Sanidad marítima, los carabineros y ayudantes de Capitanía; el representante de la Trasantlántica, D. Carlos Barrie; el capitán Rivera, los ayudantes del gobernador militar, el teniente coronel de Estado mayor D. Enrique Espinosa de los Monteros, el capitán Sr. Olivares, el cónsul alemán, D. Emilio Winter; el personal de la Embajada de Madrid y otros muchos.
Ambos trasantlánticos atracarán en el muelle Reina Victoria, y al amanecer desembarcarán los alemanes.
Estos tomarán los trenes que hay preparados al efecto, sin pérdida de momento.
Cádiz 3, 11 noche.  Cada uno de los trasantlánticos donde han venido los alemanes del Camerón trajo a bordo un oficial de la Armada española.
En el Panay viene el gobernador alemán del Camerón.
Al llegar a Cádiz venían en el comedor muchos de los viajeros.  Estos se muestran contentísimos.
El total de los expedicionarios asciende a 650, y su aspecto no acusa abatimiento ni pesar.
Los alemanes que venían a bordo del Cataluña repartieron crecidas cantidades entre los marineros y la dependencia.
Al cruzarse ambos trasantlánticos para que fondease el Cataluña se saludaron los viajeros con bengalas, silbatos y sirenas.
Pamplona 3, 10 noche.  El alcalde ha publicado un bando excitando al vecindario a recibir cariñosamente a los alemanes, que se hallan próximos a llegar a Pamplona.
En el bando se ruega al público que procure hacerles grata a los extranjeros su estancia en Navarra, pero absteniéndose de toda manifestación que pueda herir los sentimientos de alguien, pues esto le obligaría a adoptar medidas para evitarlo.
El bando ha sido elogiado por su sensatez y prudencia.
Las autoridades han revistado los locales situados en la ciudadela donde se alojarán los soldados.
En La Vanguardia la redacción de las noticias era similiar.

LA VANGUARDIA - 4/5/1916
 Alemanes a España
Mañana es esperada la llegada a Cádiz de los trasantlánticos Isla de Panay y Cataluña, que escoltados por el crucero Extremadura, conducen 820 súbditos alemanes refugiados en la Guinea española.
Las autoridades gaditanas han tomado medidas para impedir toda clase de manifestaciones a su llegada.  Los alemanes saldrán mañana de Cádiz para Madrid.
Ya están formados los trenes militares que se han organizado por el ramo de Guerra.  En dichos trenes se han colocado cuantas indicaciones son precisas para que los internados puedan realizar el viaje cómodamente y sin la menor dificultad. Todas las indicaciones están escritas en alemán.
Además han salido para Cádiz dos jefes de Estado Mayor, que conocen perfectamente este idioma y que acompañarán a los alemanes hasta su destino.  Se les ha preparado comida en Utrera, Córdoba y Alcázar.

Terminamos este pequeño repaso a los días 3 y 4 de mayo, con un editorial de El Imparcial, publicado el 3 de mayo de 1916. Está transcrito íntegramente, a excepción de algunas líneas cuyo contenido era ilegible y que están señaladas con interrogaciones.



Los alemanes en España.  Los fugitivos del Camerún.  Cómo entraron en territorio español. Magnífico comportamiento de un teniente de la Guardia civil.  La colonia alemana en España con motivo de la guerra. ¿Cómo pueden utilizarse 5.000 soldados indígenas que hay en Fernando Poo?
Dentro de dos o tres días llegarán a España los alemanes del Camerón que, huyendo de las tropas anglo-francesas, se refugiaron en nuestras posesiones de Guinea. No vienen todos los que les que buscaron amparo bajo nuestra bandera; sólo vienen los europeos, unos 900, de los cuales 500 son militares y el resto civiles. Quedan en Fernando Poo más de 5.000 soldados indígenas, que allí estarán, indudablemente, mejor que en Europa.
Hasta 40.000 habitantes del Camerún - o Camarones, como se llama en español - pasaron la raya que divide la colonia alemana y la colonia española en aquellas tierras de África; pero no todos eran soldados ni gente armada. En la huida, las autoridades, los particulares y el Ejército arrastraron tribus enteras, que poco a poco han ido regresando a sus hogares. Quedaron pues, internados en territorio español los cinco mil y pico indígenas que están en Fernando Poo y los novecientos y pico blancos que vienen navegando hacia España protegidos por el crucero Extremadura.
Aunque parezcan pocos, resulta una enormidad para aquellas solitarias y abandonadísimas posesiones españolas la entrada repentina de más de 6.000 personas. Si los nuestros en época normal apenas tienen recursos para comer y habitación donde guarecerse, ¿en qué conflicto no les pondría la llegada de los fugitivos de la colonia alemana? Nuestro Gobierno, en cuanto tuvo noticias de lo que ocurría, se apresuró a mandar barcos con víveres de toda clase, especialmente sal y arroz; pero hasta que se organizaron las expediciones y llegaron los barcos, nos figuramos lo que pasarían allí nuestros compatriotas civiles y militares y también los alemanes, blancos y negros. Sin duda alguna, nuestra gente habrá encontrado medios de afrontar la situación, porque en los momentos difíciles sobra ingenio, como lo demuestra la forma en que ha desempeñado su importantísimo papel histórico el teniente de la Guardia civil, que al mando de 20 hombres -16 negros y sólo cuatro blancos- hizo cumplir y respetar en aquellos parajes, todavía no civilizados de África, el derecho internacional y las santas leyes de la hospitalidad, cien veces vulneradas en la culta Europa.
El problema que se presentó ante aquel teniente y aquellas parejas de la Guardia civil que defendían la frontera de España, por la invasión repentina de 40.000 almas, era un problema bien complicado y que había que resolver en el acto. Lo de menos eran las personas civiles: éstas, con dejarlas pasar, se había concluido. Lo grave era el desarme de 7.000 soldados, que no podían poner un pie en territorio español y disfrutar de nuestra protección sin dejar en manos de la autoridad española sus fusiles y sus municiones. Desde luego los soldados alemanes cumplieron este requisito entregando el armamento; ¿pero cómo iban a llevarse los nuestros desde la frontera hasta Bata 7.000 fusiles, estando tan lejos y no disponiendo ni de un mal borriquillo?
No sabemos si el teniente celebró consejo con sus cuatro guardias blancos y sus 16 guardias negros; pero sí nos consta que la resolución fue tan rápida como acertada. Se quedó allí, en su puesto de la frontera, con todos los cartuchos, y ordenó que cada soldado llevara su fusil hasta el poblado de Bata, donde lo entregarían al subgobernador del territorio. Y así se verificó, quedando de este modo cumplidas las más importantes leyes internacionales y ahorrándose el Estado el transporte de 7.000 fusiles.
Los alemanes procedentes de su pérdida colonial del Camerún tienen ya fijada la residencia en España. El gobernador general de la colonia y el coronel que mandaba las tropas se instalarán en Madrid: un grupo de católicos irá a un convento de Orduña y los demás están destinados a Pamplona, Zaragoza, Aranjuez y Alcalá de Henares. La situación de estos alemanes en España no es la de prisioneros; pero tampoco es igual a la de los súbditos extranjeros que viven voluntariamente en nuestro país. Son internados y dependen de la autoridad española.

Con éstos y los que vinieron hace poco de Portugal, la colonia alemana en nuestro país recibe un aumento considerable.  No era muy numerosa antes de la guerra, aunque su activa intervención en cosas tan visibles como la industria y el comercio hiciera creer que eran muchísimos los alemanes residentes en España.
Actualmente se sabe esto con más certeza porque la guerra ha impuesto obligaciones que antes no existían; revisión de papeles, presentaciones a los Consulados y lo que es, más importante: unión para los naturales deberes patrióticos y para el auxilio de los compatriotas pobres.  Y esta relación íntima de unos con otros permite calcular en 5.000 el número de alemanes residentes actualmente en España.
La guerra trajo a España muchos alemanes que residían en los más apartados lugares del mundo.  Establecido desde el primer día el bloqueo, los puertos españoles eran el único refugio de los barcos alemanes y el punto de partida para los pasajeros que tuvieran que ir a Alemania.  Algunos lograron llegar, otros fueron capturados en el camino, muchos tuvieron que quedarse aquí cuando se cerró el camino de Italia.
Lo mismo entre éstos que entre los 1.500 que han venido de Portugal y los 900 y pico que vienen del Camerún, los hay ricos y pobres. Los primeros, aunque no hayan podido echarse al bolsillo toda su fortuna, tienen para vivir y viviendo están repartidos por toda España, pero principalmente en Barcelona, y Madrid; de los otros, algunos se han colocado en Casas de comercio o en talleres, según sus aptitudes, y unos 1.100 que no tienen ocupación ni medio alguno de vida, están sostenidos por el auxilio del Gobierno alemán y de los compatriotas.  Al efecto se han dividido en dos grupos: el sostenido por el Gobierno -unos 800- está en Barcelona, y el sostenido exclusivamente por los compatriotas -unos 300- en Madrid.
Este Comité de socorros que funciona en Madrid está sostenido por los donativos de .. (???) ...pobres que tiene a su cuidado carece de ropa y comida.  Lo cual supone un verdadero sacrificio para los donantes, puesto que la guerra ha interrumpido sus negocios casi en absoluto, dejando en situación difícil a gran número que ? ? ?
Los ? ? ? que vienen a España que los que se han quedado en Fernando Poo, vivirán por cuenta del Gobierno español, con arreglo al Convenio de La Haya; gastos que serán reintegrados en su día por el Gobierno alemán.
Pero aunque la ley les ampare hasta el punto de proporcionarles comida y albergue sin obligación de trabajar, ¿no es una pena, que esos 5.000 soldados indígenas refugiados en Fernando Poo esperen el final de la guerra tumbados a la bartola?
¿Es que no se pueden utilizar esos hombres en beneficio de aquel pedazo de tierra española que no prospera por falta de brazos? ¿Es que allá, donde .... circunstancias tan .... ?  .../... el más leve incidente y nuestra bandera ha sido igualmente respetada y enaltecida por ingleses, franceses y alemanes, no podemos hacer nada en provecho propio?. Domingo BLANCO

En el siguiente post veremos qué decía la prensa sobre la llegada a Madrid de los alemanes.

1.5.16

Noticias marzo y abril 1916

Estrenamos el mes de mayo con ilusión ya que se cumplirán cien años de la llegada de los alemanes internados a España, aunque en realidad somos pocos los que dedicamos parte de nuestro tiempo a indagar sobre aquel acontecimiento.  En mi caso me mueve exclusivamente un motivo sentimental, ya que mi abuelo fue uno de aquellos hombres.  Él se convirtió en el personaje exótico de la familia. La poca información que teníamos de él nos obligaba a especular sobre su vida. ¿Por qué viajó a África?¿A qué se dedicaba en Camerún? ¿Por qué vino a Pamplona? ¿Cómo fue su vida aquí?  Hay muchas preguntas en el aire, pero gracias a mis búsquedas en la prensa de la época, en libros, en hemerotecas y en internet, voy haciéndome una pequeña composición de su historia.

Publiqué dos recopilaciones de noticias correspondientes a enero y febrero de 1916.  En marzo y abril no he encontrado mucho más, no obstante, dejo algunas transcripciones de noticias aparecidas en esos meses en algunos diarios españoles.  Algunas hacen referencia a la expulsión de ciudadanos alemanes que vivían en Portugal, consecuencia de la ruptura de las relaciones germano-lusas.

LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA - 11/3/1916

Llegada de súbditos alemanes

VIGO. (Viernes, noche.) Continúa el éxodo de los súbditos alemanes que se encontraban en Portugal. Los que eran tripulantes de los buques de que se ha incautado el Gobierno portugués se alojan, a bordo de los buques alemanes aquí refugiados. Otros se hospedan en los hoteles, y algunos alquilan pisos para instalarse aquí.  Anoche llegaron quince súbditos alemanes con el propósito de preparar alojamientos para traer luego a sus familias. No creían estos alemanes que estuviera tan próximo el rompimiento entre Alemania y Portugal.

LA EPOCA 21/3/1916

El traslado a España de los alemanes de Camarones.

CÁDIZ 20.- Aún no han salido de Fernando Poo para Cádiz los trasatlánticos Cataluña, Isla de Panay y Villaverde que fueron a traer centenares de alemanes procedentes de Camarones.

LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA 30/3/1916

Alojamientos para alemanes.

TERUEL (miércoles, noche) Cumpliendo órdenes superiores, ha procedido el gobernador militar a consultar con el alcalde si podrán alojarse en Teruel mil alemanes internados que, procedentes del Camerún, entraron en las posesiones españolas de Guinea. Entre los referidos alemanes, los hay oficiales del ejército, médicos, clases de tropa, comerciantes, industriales y otras varias profesiones. Ha contestado el alcalde afirmativamente, en el caso de que las condiciones expuestas por los fondistas y pupileros convengan a los internados.

EL  LIBERAL 17/04/1916

Alemanes a España

Mañana saldrán de Fernando Poo para Cádiz los trasantlánticos Cataluña e Isla de Panay, convoyados por el crucero Extremadura, con objeto de traer más de mil alemanes procedentes de Camerún, quienes llegarán el 7 de mayo a Cádiz.

ABC 26/04/1916

Alemanes internados

El presidente del Consejo y los ministros de la Gobernación y de la Guerra conferenciaron ayer acerca de la expedición de alemanes que, procedente de la Guinea española, llegará muy en breve a los puertos de Cádiz y Valencia.
Se estudió el proporcionar alojamiento a todos esos internados y también a las numerosas familias alemanas, mujeres y niños principalmente, que por virtud de la orden de expulsión acabada de dictar por el Gobierno portugués, se internarán en España en la presente semana.
Las Palmas 25, 2 tarde.  El día 30 del actual o el 1º de Mayo llegarán aquí en los vapores Cataluña e Isla de Panay, que vendrán escoltados por el crucero Extremadura, los súbditos alemanes del Camerón que se internaron en Fernando Poo.  Los vapores solo se detendrán aquí el tiempo indispensable para tomar víveres y carbón.  Se cree que irán directamente a Cádiz.  Las autoridades se han reunido para tomar acuerdos relacionados con la llegada de dichos buques.

Como podemos observar, todo estaba prácticamente listo para zarpar.  En próximas entradas iremos transcribiendo las noticias que recogían los principales periódicos nacionales sobre la llegada de los internados a la península.  Algunas cuentan con detalle cómo fue el recibimiento en Madrid, cómo iban vestidos, qué contaban, cómo era su estado de ánimo, etc... En la hemeroteca de la Biblioteca de Navarra, conseguí varias fotocopias de Diario de Navarra y El Pensamiento Navarro, en cuyos contenidos estoy trabajando en estos momentos.