En junio de 1916, el último káiser de Alemania Guillermo II, envió una carta a Alfonso XIII en la que le agradecía en nombre propio y en el de todos los alemanes, la acogida efectuada al grupo de internados procedentes de la colonia de Camerún. Dicha carta llegó al puerto de Cartagena el 21 de junio de 1916, en el submarino de la armada alemana U-35, a cuyo mando se encontraba el comandante Lothar von Arnauld de la Perière.
Submarino U35 abarloado al vapor Roma en Cartagena |
En la noticia que reproducimos a continuación publicada en el Imparcial en junio de 1916, podemos leer textualmente "Esta es la única misión que trajo el U-35", pero la realidad fue que la llegada del submarino alemán a Cartagena, comprometió la condición española de neutralidad, ya que por lo visto se vulneraron las reglas internacionales en puertos neutrales, en el intercambio de algunas mercancías entre el U35 y el vapor Roma, también de nacionalidad alemana.
Buscando en la red, he encontrado el contenido íntegro de dicha carta. La familiaridad con la que se despide el káiser es debido a que ambos eran primos políticos, ya que Victoria (madre de Guillermo II) y Beatriz (madre de Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII), eran hermanas, e hijas de la reina Victoria. La carta decía así:
La prensa de la época también recogió aquel acontecimiento, como este artículo publicado en ABC el 22 de junio de 1916.
Tal y como se dice al final de esta noticia, los marinos alemanes desembarcaron en Cartagena, creando una gran expectación entre la población. Parece ser que dejaban tarjetas autografiadas a las personas que les abordaban, con anotaciones como "Somos invencibles", "Aún vivimos" o "Siempre adelante". El mismo comandante Lothar von Arnauld de la Perière, dejó en el Gran Hotel de Cartagena una de esas tarjetas con la frase “No somos dueños de los mares, pero nos paseamos por ellos”.
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