El nueve de mayo de 1916, "El Pensamiento Navarro" publicaba una crónica firmada por Jesús Echarte y Goñi, en la que relataba una charla con los internados que acababan de llegar a Pamplona apenas tres días antes. Un amigo suyo que debió vivir en Alemania y conocía bien el idioma, hizo de intérprete, en lo que parece una tarde de cervezas y paseos por el hermoso parque de La Taconera.
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Parque de la Taconera (principios siglo XX) |
Tiene su gracia, no solo por el remilgado estilo narrativo propio de la época, sino también porque nos da pistas sobre las pautas que las autoridades habían impuesto, de momento, a estos hombres, como la de no alejarse más de tres kilómetros de Pamplona y finalizar sus salidas por la ciudad a las siete y media de la tarde (hay también alguna nota bruto-machista que obviaremos).
"Muy hondo llevábamos el deseo de
conversar unos minutos, con estos soldados de Germania que desde el sábado son
nuestros huéspedes.
Difícil nos resultara tal
empresa, pues del idioma alemán tan solo conocemos tres palabras; aquellas que,
traducidas al lenguaje cervantín, dicen así: ¡Dios castigue a Inglaterra! Pero si no poseemos el idioma de
Goethe, tenemos un grato amigo pamplonés que suele acudir a una peña cafetil.
El distinguido joven don Manuel
Ros, vivió la vida de Alemania durante largos días y él, siempre buen amigo,
accedió gustosísimo no solo a presentarnos a unos mozos alemanes, sino a
tomarse la molestia de servir de intérprete en una charla periodística.
Arrellenados en los butacones de
mimbre, vemos avanzar a los germanos.
El amigo Manolo hizo las
presentaciones, desgranando unas palabras de afecto. Los mozos de Germania destacan sus cabezas y
tienden sus manos fornidas.
Diríase que nos hallamos en la
terraza de un café cosmopolita, en una gran ciudad del centro de Europa a donde
el movimiento comercial, o las atracciones del turismo hubieran hecho
converger, extrañas gentes de distintas razas.
La charla, amigos lectores, era
un pintoresco lenguaje germano-franco-hispano-inglés.
El alemán que nuestro amigo
parlaba con los cinco internados: el francés, un pobre francés, en el que
manteníamos risible charloteo, un germano y yo; él hablaba de España, que uno
de aquellos soldados logró domeñar en los cortos meses que la Guinea española
les ha dado cobijo; y las palabras inglesas que un mocetón vestido de blanco,
dueño de unos tabacales en Camerún, nos dirigía, hasta que vino a enterarse de
que nos resultaba incomprensible.
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Parque de la Taconera hacia 1915 |
Preguntamos.
-¿.....?
- ¡Oh, España! Teníamos formado
un pequeño concepto de esta tierra de hidalgos. ¡Qué distinto país que crearan
nuestras imaginaciones! Desde Cádiz traemos una profunda simpatía por el pueblo
caballeroso de España, cariño y simpatía que nos han de acompañar mientras
vivamos.
-¿......?
-Nos atacaron los franco-ingleses
por tres puntos, no dejando libre más que el camino que conduce a la frontera
de la Guinea. Resistimos haciendo honor al nombre de Alemania, pero el enemigo
superior en fuerza numérica, hubo que cederle el campo pues hubiera sido locura
en aquellas circunstancias el quererlo vencer.
Del 7 al 12 de febrero fuimos
penetrando en las tierras de España, quedándose tres campañas cubriéndonos la
retirada.
-¿......?
- ¡Oh, sí, sí! Las tropas
francesas eran aguerridas y valientes. ¿Los ingleses?... El teutón sonríe
mientras oprime su bigote rubio. ¡Los ingleses!... con unas compañías de negros
acostumbrábamos a proporcionarles un disgusto diario.
-¿......?
- Malos, pésimos días... Más de
una vez, la necesidad nos obligó a comer carne de elefante y a guisar con la
manteca de ese paquidermo... estallan las risas al oír tan extraño condumio al
tiempo que sorteando los veladores del café pasan unas gentiles muchachas. Los germanos se quedan mirándolas.
-¿.......?
- Sí, muy hermosas, Pamplona es
un pueblo privilegiado de mujeres bonitas.
Alguien les advierte, que aquí se
acostumbra a matar a las que nacen feas, y un momento los mozos alemanes
agrandan sus ojos en un gesto de extrañeza, hasta que al comprender la broma
ríen infantilmente.
-¿.......?
- Verá usted, señor.
El germano coloca una cuartilla
sobre las tapas de un diminuto diccionario,
y a poco nos donó estas apuntaciones:
Soldados 350 marcos mensuales
Soldados de 1ª 375
Cabo 100
Sargento 150
Vizefeldivebel 465
Feldrobel 480
Teniente 2º 675
Teniente 1º 770
Capitán 950
- ¡Buenas soldadas! ...
- Tenga en cuenta, que es solo en
tiempo de guerra y por tierras de Camerún.
El camarero pone sobre los
mármoles nuevos vasos de cerveza dorada. Los germanos tienen una salutación con
los boks en mano.
La tarde está fría. La baja
temperatura hace temblar a estos hombres que no sintieron pavura ante el tic
tac de las ametralladoras aliadas.
-¿.......?
- Han venido muy pocos católicos.
La inmensa mayoría son protestantes. Seis misioneros del Catolicismo
han quedado en Aranjuez, y los pastores han sido distribuidos en distintos
lugares, marchando cuatro de ellos a Alcalá de Henares.
Estos curas del Protestantismo
pertenecen a «Basler Mission» y son suizos.
-¿.....?
- Estaremos sin comunicación
directa con Alemania. En cuanto a nuestra libertad, solo podemos alejarnos de
Pamplona una distancia de 3 kilómetros.
- ¿No podrían suplicar que nos
hicieran la merced grandísima de prolongar el tiempo de nuestros paseos? Solo
se nos permite la salida hasta las siete y media. ¡Y nos agrada tanto Pamplona!
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Parque de la Taconera hacia 1915 |
Estos germanos se hayan muy
gratamente impresionados de nuestra ciudad.
No echan en falta más que unos
grados en el termómetro y una copa del vino del Rhin; que el licor de nuestras
cepas dicen encontrarlo poco ligero..
Las niñas pueden apuntarse una
nueva esperanza: casi todos son solteros y hay que tener en cuenta que la cifra
de nuestros huéspedes es de 242.
Apuraron un último sorbo de
cerveza, y la charla se desgranó sobre cosas indiferentes mientras paseábamos
bajo los árboles ya florecidos de la Taconera.
JESÚS ECHARTE Y GOÑI"