4.6.16

Charla con los alemanes en Pamplona

El nueve de mayo de 1916, "El Pensamiento Navarro" publicaba una crónica firmada por Jesús Echarte y Goñi, en la que relataba una charla con los internados que acababan de llegar a Pamplona apenas tres días antes. Un amigo suyo que debió vivir en Alemania y conocía bien el idioma, hizo de intérprete, en lo que parece una tarde de cervezas y paseos por el hermoso parque de La Taconera.

Parque de la Taconera (principios siglo XX)

Tiene su gracia, no solo por el remilgado estilo narrativo propio de la época, sino también porque nos da pistas sobre las pautas que las autoridades habían impuesto, de momento, a estos hombres, como la de no alejarse más de tres kilómetros de Pamplona y finalizar sus salidas por la ciudad a las siete y media de la tarde (hay también alguna nota bruto-machista que obviaremos).

"Muy hondo llevábamos el deseo de conversar unos minutos, con estos soldados de Germania que desde el sábado son nuestros huéspedes.
Difícil nos resultara tal empresa, pues del idioma alemán tan solo conocemos tres palabras; aquellas que, traducidas al lenguaje cervantín, dicen así: ¡Dios castigue a Inglaterra!  Pero si no poseemos el idioma de Goethe, tenemos un grato amigo pamplonés que suele acudir a una peña cafetil.
El distinguido joven don Manuel Ros, vivió la vida de Alemania durante largos días y él, siempre buen amigo, accedió gustosísimo no solo a presentarnos a unos mozos alemanes, sino a tomarse la molestia de servir de intérprete en una charla periodística.
Arrellenados en los butacones de mimbre, vemos avanzar a los germanos.
El amigo Manolo hizo las presentaciones, desgranando unas palabras de afecto.  Los mozos de Germania destacan sus cabezas y tienden sus manos fornidas.
Diríase que nos hallamos en la terraza de un café cosmopolita, en una gran ciudad del centro de Europa a donde el movimiento comercial, o las atracciones del turismo hubieran hecho converger, extrañas gentes de distintas razas.
La charla, amigos lectores, era un pintoresco lenguaje germano-franco-hispano-inglés.
El alemán que nuestro amigo parlaba con los cinco internados: el francés, un pobre francés, en el que manteníamos risible charloteo, un germano y yo; él hablaba de España, que uno de aquellos soldados logró domeñar en los cortos meses que la Guinea española les ha dado cobijo; y las palabras inglesas que un mocetón vestido de blanco, dueño de unos tabacales en Camerún, nos dirigía, hasta que vino a enterarse de que nos resultaba incomprensible.

Parque de la Taconera hacia 1915

Preguntamos.
-¿.....?
- ¡Oh, España! Teníamos formado un pequeño concepto de esta tierra de hidalgos. ¡Qué distinto país que crearan nuestras imaginaciones! Desde Cádiz traemos una profunda simpatía por el pueblo caballeroso de España, cariño y simpatía que nos han de acompañar mientras vivamos.
-¿......?
-Nos atacaron los franco-ingleses por tres puntos, no dejando libre más que el camino que conduce a la frontera de la Guinea. Resistimos haciendo honor al nombre de Alemania, pero el enemigo superior en fuerza numérica, hubo que cederle el campo pues hubiera sido locura en aquellas circunstancias el quererlo vencer.
Del 7 al 12 de febrero fuimos penetrando en las tierras de España, quedándose tres campañas cubriéndonos la retirada.
-¿......?
- ¡Oh, sí, sí! Las tropas francesas eran aguerridas y valientes. ¿Los ingleses?... El teutón sonríe mientras oprime su bigote rubio. ¡Los ingleses!... con unas compañías de negros acostumbrábamos a proporcionarles un disgusto diario.
-¿......?
- Malos, pésimos días... Más de una vez, la necesidad nos obligó a comer carne de elefante y a guisar con la manteca de ese paquidermo... estallan las risas al oír tan extraño condumio al tiempo que sorteando los veladores del café pasan unas gentiles muchachas.  Los germanos se quedan mirándolas.
-¿.......?
- Sí, muy hermosas, Pamplona es un pueblo privilegiado de mujeres bonitas.
Alguien les advierte, que aquí se acostumbra a matar a las que nacen feas, y un momento los mozos alemanes agrandan sus ojos en un gesto de extrañeza, hasta que al comprender la broma ríen infantilmente.
-¿.......?
- Verá usted, señor.
El germano coloca una cuartilla sobre las tapas de un diminuto diccionario,  y a poco nos donó estas apuntaciones:
     Soldados 350 marcos mensuales
     Soldados de 1ª  375
     Cabo 100
     Sargento 150
     Vizefeldivebel 465
     Feldrobel 480
     Teniente 2º  675
     Teniente 1º  770
     Capitán 950
- ¡Buenas soldadas! ...
- Tenga en cuenta, que es solo en tiempo de guerra y por tierras de Camerún.
El camarero pone sobre los mármoles nuevos vasos de cerveza dorada. Los germanos tienen una salutación con los boks en mano.
La tarde está fría. La baja temperatura hace temblar a estos hombres que no sintieron pavura ante el tic tac de las ametralladoras aliadas.
-¿.......?
- Han venido muy pocos católicos. La inmensa mayoría son protestantes.  Seis misioneros del Catolicismo han quedado en Aranjuez, y los pastores han sido distribuidos en distintos lugares, marchando cuatro de ellos a Alcalá de Henares.
Estos curas del Protestantismo pertenecen a «Basler Mission» y son suizos.
-¿.....?
- Estaremos sin comunicación directa con Alemania. En cuanto a nuestra libertad, solo podemos alejarnos de Pamplona una distancia de 3 kilómetros.
- ¿No podrían suplicar que nos hicieran la merced grandísima de prolongar el tiempo de nuestros paseos? Solo se nos permite la salida hasta las siete y media. ¡Y nos agrada tanto Pamplona!

Parque de la Taconera hacia 1915
 Estos germanos se hayan muy gratamente impresionados de nuestra ciudad.
No echan en falta más que unos grados en el termómetro y una copa del vino del Rhin; que el licor de nuestras cepas dicen encontrarlo poco ligero..
Las niñas pueden apuntarse una nueva esperanza: casi todos son solteros y hay que tener en cuenta que la cifra de nuestros huéspedes es de 242.
Apuraron un último sorbo de cerveza, y la charla se desgranó sobre cosas indiferentes mientras paseábamos bajo los árboles ya florecidos de la Taconera.
 JESÚS ECHARTE Y GOÑI"